El rey está desnudo
7 de abril: Día internacional de la salud –
Exigimos salud pública y gratuita para todos
Por George Mavrikos – Secretario General de la Federación Sindical Mundial (FSM)
Todo el
planeta se encuentra profundamente inmerso en la pandemia del coronavirus.
Hasta hoy, hay 921.002 infectados y 46.153 muertos, según los datos oficiales.
La
situación es trágica en todos los continentes. Miles de familias lloran a sus
muertos, cientos de miles sufren la enfermedad y millones de personas viven con
la ansiedad y el miedo. Les expresamos a todos ellos y ellas nuestra
solidaridad.
Grupos de
monopolios y transnacionales están sacando provecho de la pandemia, despidiendo
a trabajadores o limitando sus derechos. Muchos gobiernos, aprovechando el
coronavirus, prohíben derechos democráticos y sindicales. Su objetivo es seguir
los desplazamientos y las actividades de los ciudadanos a través de medios
electrónicos. Se ha demostrado a nivel mundial que, con ocasión de la pandemia,
las libertades están en peligro.
Esta
situación ha desenmascarado otra vez más la barbarie del sistema social
explotador en que vivimos, así como su incapacidad para enfrentar a las crisis
en favor de los pueblos.
Por mucho
que intenten los gobiernos capitalistas, la burguesía y las cúpulas del
sindicalismo amarillo oscurecer la verdad y ocultar las responsabilidades del
sistema capitalista, no lo van a conseguir.
No lograrán
poner la reflexión de los pueblos en cuarentena. No lograrán prohibir a las
mentes de la gente sencilla de reflexionar y juzgar; sacar conclusiones de su
propia experiencia.
Ya que las
condiciones en que vivimos durante este período demuestran que:
PRIMERO: Se confirma otra vez más la superioridad moral de
la clase obrera frente al parasitismo de la clase dominante. Mientras que los
parásitos especulan, los trabajadores arriesgan sus vidas en la primera línea
del fuego contra la pandemia, produciendo todos los esenciales para la vida.
Mientras que los grandes industriales, los reyes, los cardenales están
escondiéndose en sus palacios, los trabajadores manuales y del conocimiento dan
la batalla en la primera línea para producir alimentos, medicamentos,
transportes, limpieza, comunicaciones, energía y todos los necesarios para que
la vida sea posible. El campesinado pobre, en común con los estratos populares,
contribuyen al esfuerzo de seguir la producción de bienes.
En el otro
lado se encuentra la clase dominante que está especulando. Despiadada y
deshumana, está sacando provecho de la pandemia, aumentando los precios,
robando de los bolsillos de la gente sencilla, escondiendo los productos para
generar penurias artificiales. Como en las guerras, en las crisis también,
ellos solo creen en un solo dios: el lucro.
Por una
parte, pues, la clase obrera con sus aliados y, por otra, la burguesía con sus
instrumentos. Dos mundos. Dos éticas.
SEGUNDO: ¿Quién carga todo el peso del tratamiento y la
curación? ¿El sector privado o público? En muchos países europeos, la gente
sencilla, en su desesperación, salía en sus balcones para aplaudir a los héroes
de la salud pública, a los hospitales públicos, a los científicos de las estructuras
públicas de salud. Este sistema público calumniado, los médicos y enfermeros
calumniados, así como todo el personal están librando una lucha desigual. Están
librando una lucha desigual porque los gobiernos, tanto los socialdemócratas
como los neo-conservadores despojaron con sus políticas el sector público de
mano de obra y de equipamiento; todos aquellos que durante años estaban
gritando, pidiendo “privatizaciones y menos estado”.
Aun así,
este sector de salud público, este sector abandonado, hoy en día lucha como un
ejército invencible; muchas veces sin armas, sin protección individual, pero
con valentía. Hasta hoy, 61 médicos en Italia enfermaron y perdieron la vida,
murieron en la primera línea de la lucha desigual. Lo mismo acontece en España,
Francia, Grecia y EE.UU.
En el otro
lado se encuentran los especuladores de los grupos privados de monopolios que
roban del sector público, que venden sus camas y pruebas a precios
exorbitantes, explotan el sufrimiento de la gente sencilla y en connivencia con
los gobiernos manchan de sangre sus ganancias.
TERCERO: Esta crisis volvió a poner de manifiesto la
verdad; es decir que solo entre los trabajadores y los pueblos puede
desarrollarse una solidaridad y apoyo auténtico, sincero. El ejemplo de Cuba heroica
que envió a 60 médicos al norte de Italia, en el fragor de la batalla, es una
oportunidad para que los pueblos reflexionen y evalúen seriamente. En el día en
que los médicos cubanos llegaban a Italia, Alemania se negaba a enviar máquinas
médicas a Italia, Italia prohibía las exportaciones hacia Grecia, España hacía
lo mismo, el estado de California en EEUU se negaba a vender mascarillas a
Nueva York, otros estados de EEUU escondían respiradores etc.
En la
cumbre de los líderes de la Unión Europea del 26 de marzo 2020, un grupo de
países (Alemania, Países Bajos) se negó a adoptar medidas que solicitaban
países con gran número de muertos, como España, Italia y Francia.
El
capitalismo es una jungla, con alianzas predatorias y peleas de perros.
“Muerte tuya,
vida mía”.
En el otro
lado existe la humanidad y la solidaridad que solo los trabajadores y la
sociedad socialista pueden desplegar.
CUARTO: La pandemia, con los datos disponibles hasta la
fecha, “desnuda” la política de EEUU; de un país que se encuentra en el vértice
de la pirámide imperialista. Los admiradores de EEUU en todo el mundo ahora ven
como su admiración se convierte en desengaño.
Este país
tiene un sinfín de misiles, aviones de combate, submarinos y mercenarios.
¿Pero qué
tiene de mascarillas?
¿Respiradores?
¿Hospitales
públicos?
¿Seguridad
social?
¿Camas
disponibles para la gente pobre?
Hay enormes
carencias de todo esto. Ahora les están pidiendo material médico a la República
Popular China y la Federación de Rusia.
Los Estados
Unidos son el país con el peor sistema de salud para los pobres, los
desempleados y los económicamente débiles. ¡El peor del mundo!
. Nada es
gratis en sus hospitales. Se debe pagar por todo y, de hecho, en precios muy
altos para todos, sin excepciones.
. Hay 28
millones de personas no aseguradas.
. Hay 33
millones de personas con seguridad precaria.
. Hay 8 millones
de personas quienes, aunque pagan sus impuestos, carecen de documentos de
legitimación.
. Desempleados,
ancianos y personas de bajos ingresos reciben una asistencia básica solamente
si se les aprueba la solicitud que deben presentar.
Y, mientras
que los estratos populares en EEUU sufren la pandemia y las políticas de su
gobierno, el presidente Trump anunció un paquete de medidas de 500 mil millones
de dólares por el refuerzo de los grupos monopolísticos. Además, se anunciaron
paquetes de 29 mil millones de dólares para las compañías aéreas, 17 mil
millones para las empresas de seguridad etc. Al mismo tiempo, el lobby de armas
en EEUU ha interpuesto una acción judicial para que no cese la operación de
negocios de armas. En un país en que, según los datos oficiales, en 2019,
40.100 personas han perdido la vida tras uso de armas, de los cuales 24.100 han
sido suicidios.
En ese
sentido, se refuerza la presión de los capitalistas a EEUU, Brasil, Reino Unido
y otros países en el norte de Europa para que funcionen todas las empresas,
afirmando que no se necesitan medidas de protección. La economía lo es todo, la
vida y la salud de los trabajadores no es nada. Es esta estrategia que sirven
declaraciones como las de Trump, Bolsonaro y Boris Johnson, quienes afirmaron
que en pocos días acabarían con la pandemia.
QUINTO: Los antagonismos infra-imperialistas por la
producción de la vacuna y de medicamentos eficaces contra el coronavirus, están
mostrando la verdadera cara de las transnacionales. Cuando se trata de decidir
conjuntamente sobre medidas anti-laborales y políticas anti-obreras se unen
contra su enemigo común, los trabajadores y las luchas de ellos. Pero cuando se
trata de especulación se están matando entre ellos. Cada uno intenta robarle
los secretos al otro. Saben que quien descubre primero la vacuna, disparará sus
ganancias. Es una pelea de perros por las ganancias, no por la protección de la
salud pública.
Por lo
tanto, según lo expuesto, se confirma que no todos somos iguales ante la
pandemia, ni el lema “todos unidos para salir de la crisis” tiene ningún
contenido pro-obrero. Si los ricos se infectan por la enfermedad, tienen la
posibilidad de recibir un tratamiento distinto al de un desempleado. Además, en
la crisis es la gente sencilla la que sufrirá las consecuencias a nivel
laboral, salarial y económico.
Entonces,
es cierto que la burguesía y sus mecanismos van a sacar provecho de la pandemia
para limitar drásticamente los derechos democráticos y las libertades de los
trabajadores y los pueblos.
En estas
circunstancias es importante que los trabajadores entiendan que el capitalismo
solo genera y reproduce enfermedades, tormentos y explotación. El capitalismo
es anacrónico, es una barbarie. No se puede humanizar. Los reformistas que
proyectan como solución la modernización del sistema explotador se convierten
en sirvientes de la explotación social. No existe, ni se va a encontrar
vacuna para humanizar el capitalismo. Contiene la desigualdad social desde su
propia matriz.
La pandemia
lo desnudó, quitándole la máscara y la ropa elegante.
Así que
hoy, el deber de todos los militantes es más imprescindible, más urgente. Hemos
de aunar a los trabajadores y los pueblos por una sociedad sin capitalistas y
explotación capitalista. Todos los trabajadores juntos podemos
conseguirlo. Nuestra lucha por los problemas diarios es
justa. Nuestra lucha por la liberación social de la clase obrera es necesaria.
06 Apr 2020
Atenas, Grecia – el 2 de abril 2020
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